domingo, 29 de enero de 2012

Plásticos, de esos que andan por ahí: el sueño de una figura Perfecta


"No tiene talento, pero es buena moza
tiene buen cuerpo y es otra cosa ...
Esta es la historia de una mamita en televisión,
que con su trasero supo ganarse la admiración" 

¿Quiere tener una figura hermosa, mantenerse delgada, verse como las modelos de televisión y las reinas?. ¿Quiere demorar el paso del tiempo, evitar las arrugas, tener un cuerpo firme, levantado y templado?. ¿Ha pensado que esto puede ser posible si  no ingiere comida chatarra, no fuma, no bebe,  duerme suficiente, inicia una dieta saludable, hace ejercicio y sobre todo cultiva  su autoestima? Todo esto combinado podría ser una opción.

En la actualidad, en Colombia y  el mundo entero, se observa la tendencia de muchas personas jóvenes adictas a los procedimientos estéticos, al parecer no se dan cuenta del gran riesgo que corren y en su afán de cambiar su naturalidad, en algunos casos pierden hasta la vida. Y bueno, es que estamos en un país, en un mundo, en donde la publicidad  ha invadido los espacios y exhibe a mujeres  bellas y con medidas perfectas como lo ideal. Estas propuestas estéticas en un mundo de consumismo se convierten en la meta a conseguir, además que no se puede negar el deseo de perfección y la inmensa devoción que le rendimos al cuerpo.

Pero en últimas, ¿Quién da las medidas? ¿Quién se inventa los parámetros?, ¿queremos todos parecernos y perder características propias, que nos identifican? Sin ninguna duda, en la mayoría de los casos a través de la moda y los medios de comunicación alteramos nuestros deseos, nos venden ilusiones, hermosas imágenes de cuerpos, haciéndonos sentir culpables del que habitamos,  crean cada vez una mayor sensación de insatisfacción, tanto en hombres como mujeres, haciendo que  se busque el prototipo de una figura perfecta y se pierda el valor del cuerpo que poseen.

Pero ya no más, los jóvenes tenemos que despertar y lograr el cuerpo ideal reconociendo la diferencia y valorando el cuerpo propio, la publicidad no puede invadir los pensamientos si somos seres críticos, que se respetan y se aman así mismos.
                                                                                              Por:  Nini Johana Astudillo Alonso (Est Edufisica. Unicauca)

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