A
diario se escucha decir que la muerte es lo que se tiene seguro en ésta
vida, que no nos debemos preocupar y que a todos nos llega. Pero considero que no es así, claro
que nos debemos preocupar, puesto que nunca estamos dispuestos a morir sin antes
haber alcanzado todo lo que nos hemos propuesto desde pequeños. Y si consideramos la muerte de los seres amados y queridos e indispensables en
nuestra vida, tampoco soportamos la idea de que desaparezcan para siempre; dejando solamente sus recuerdos de aquellos momentos compartidos que difícilmente se borraran del pensamiento y el corazón.
Pero
que va, si desde la primaria en la escuela enseñan que todos los seres vivos tenemos un
proceso donde; se nace, se crece, se reproduce y se muere; algunos muy
solitarios; nacen, crecen y mueren. Todos tenemos un fin y deberíamos estar preparados para ello.
Sin embargo, cuando una persona muere, en el momento de su entierro, se supone que su cuerpo
reposará en pleno descanso, pero se escuchan lamentos, quejidos, gritos, llanto,
palabras y con música por parte de los familiares y amigos del difunto lo despiden. Pero,por qué hacen eso?, ¿por qué lloran?, ¿por qué la música?.,¿acaso el muerto llora?, ¿será qué el
muerto baila dentro del ataúd? ¿Acaso el muerto siente lo que le están diciendo
o haciendo?.
No lo creo, no creo que un cuerpo inerte sienta, como va a sentir algo que no tiene vida! un cuerpo en el que sus órganos han dejado de funcionar!. Pero.. ¿Por qué lloramos, gritamos y hasta cantamos, ah y hasta mandamos a decir un trío de misas (-y dice el padre o sacerdote-) “para que su cuerpo y su alma descansen en paz”, por qué hacemos todo esto?.
No lo creo, no creo que un cuerpo inerte sienta, como va a sentir algo que no tiene vida! un cuerpo en el que sus órganos han dejado de funcionar!. Pero.. ¿Por qué lloramos, gritamos y hasta cantamos, ah y hasta mandamos a decir un trío de misas (-y dice el padre o sacerdote-) “para que su cuerpo y su alma descansen en paz”, por qué hacemos todo esto?.
Sencillamente, porque somos humanos y vivimos aferrados a los recuerdos, nos cuesta deshacernos
de lo vivido, de aceptar que un ser querido nunca volverá a estar con nosotros,
y muchas veces nos sentimos culpables, porque nunca le
dijimos a ese ser que lo queríamos, que lo amábamos, que nos sentíamos
orgullosos por lo que hizo y por lo que nos dijo, nos arrepentimos de todas las
ofensas, humillaciones, palabras dichas, y cuando ese cuerpo ya no
siente curiosamente le pedimos perdón Ojalá, ese cuerpo sin vida escuchara y perdonara aunque ya no siente.
Según
la religión católica, cuando llega el día de la muerte, el cuerpo es lo único que queda para que se lo coman los
gusanos –como se dice popularmente- y el alma volará, volará, y volará hasta alcanzar la gloria, paraíso, cielo o como se le quiera llamar.
¿Si el cuerpo y el alma descansan de todo sufrimiento terrenal, de todo
dolor producido por enfermedades, accidentes, castigos, venganzas y hasta
secuestros, por qué tener miedo a descansar?, ¿Por qué tener miedo a dejar de
sufrir y de sentir dolor?, ¿Por qué motivo tenerle miedo a la muerte?.
Lo
único que queda es vivir el día que amanece y la noche que llega, como si
fuera el último día de nuestra vida, hacer las cosas que nunca hemos hecho, decir lo que nunca hemos dicho y disfrutar de todo lo que la vida ofrece.
No
se muere el que deja de existir, está muerto el que no hace nada para mejorar su
vida. Lo mejor es arriesgarse a vivir, a aprender, a conocer, a amar, porque el que nada arriesga nada
hace, nada tiene, nada es y siempre vivirá con miedo a la muerte!!.
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